En el marco de la denominada “crisis de los refugiados” del año 2015, se crea el campo de Moria en la isla de Lesbos, por parte del gobierno griego en colaboración con la Unión Europea (UE), destinado a la gestión de las personas que llegaban provenientes de Turquía. El campo estuvo en activo hasta el año 2020, recibiendo durante todo este tiempo constantes quejas de organismos nacionales e internacionales en relación con las condiciones de vida y violencia que vivían las personas alojadas en este espacio.
En febrero de 2020, el gobierno turco amenazó con romper el acuerdo con la UE abriendo sus fronteras las personas refugiadas que provenían de Siria, en una medida geopolítica de presión. Tras esta tensión generada por esta situación, los campos griegos volvieron a recibir llegadas masivas y a estar abarrotados, alojando el campo de Moria a 20.000 personas en marzo de 2020, teniendo éste una previsión de capacidad para 3.000. Inicia además en este contexto la pandemia por COVID-19.
En este momento, el GAC inició una investigación para recabar información, desde la óptica de los entornos torturantes, acerca de las condiciones del campo de personas refugiadas de Moria hasta al incendio que terminó por destruir el campo en septiembre de ese mismo año. Tras este suceso se publicó el dossier Arquitectura de la tortura en Europa: los últimos datos del sufrimiento en Moria (disponible también en inglés), con los resultados preliminares de dicha investigación.
Los datos completos se recogen en el informe “Arquitectura de la tortura en Europa. Los campos de refugiados como entornos torturantes: Estudio del campo de Moria”, y en el artículo académico “Refugee Camps as Torturing Environments—An Analysis of the Conditions in the Moria Reception Center (Greece) Based on the Torturing Environment Scale”.